jueves, 19 de noviembre de 2009

Advertencia preliminar

El presente sólo es víspera o nostalgia. En tardía resonancia de aquel estado de gracia que es la infancia, el desterrado de ella intenta reapropiarse por la palabra el mundo que le fue revelado antes del último día de su eternidad. Por mi parte, estas páginas escritas en veinte años son el primer estadio de esa convalecencia: mi historia y la de mi época han sido una piedra en bruto, a menudo la única posible. Los temas de esta alquimia íntima son la charla con los ángeles oscuros de las iras propias y ajenas, el ajuste de cuentas con un tiempo que abomino, y algunos modestos visos de placer o de esperanza ahora que completo mi segunda veintena de años, con el eterno vértigo de mis viajes de ida y vuelta por el margen en que escribo, el que yo elegí. Acaso tenga también el arcano XVIII, la Luna, por toda regencia. Para ya, de plano, desengañar cualquier facilidad, he aquí mi única doctrina: desde la oscuridad se ilumina el reino, de umbrío se define. Ese llamado al conocimiento que es magia dormida, misterio de objetos y creaturas no sólo como cuerpos sino como mundos, me hace vivir y, de tanto en tanto, escribir. La palabra sólo sirve para orientarse entre las sombras.

L. R.

San José de Buenavista, septiembre de 2009

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